Se controla la presencia de procesionaria del pino

El Departamento municipal de Medio Ambiente vuelve a recomendar a los propietarios de pinos que controlen sus ejemplares y que apliquen las medidas adecuadas para combatir esta plaga.

La pasada primavera, en Santa Coloma, sufrimos una presencia de procesionaria del pino muy superior a la de años anteriores. La causa, según diferentes expertos, fue que el otoño de 2014 fue muy cálida.

Las inspecciones efectuadas desde el inicio del mes de octubre nos indican que este año también habrá un fuerte ataque de procesionaria. El pasado otoño se aplicó un tratamiento biológico con Bacillus thuringensis los pinos ubicados en espacios públicos para reducir la población de este insecto.

Los controles que se han ido haciendo entre diciembre y enero se ha observado que la evolución de la plaga es anómala por la época del año, dado que se añaden las altas temperaturas de este mes de enero. Se han observado algunas bolsas, que se han sacado manualmente siempre que ha sido posible, pero también se ha observado presencia de adultos agrupados, que no han llegado a hacer bolsas y que ya hacen procesiones para enterrarse.

Aunque ya se recomendó en octubre 2015 (consulte la noticia de que adjuntamos a su derecha), a los propietarios de pinos y cedros situados en jardines privados que también hicieran tratamientos para evitar contagios a la vegetación cercana, a estas ahora se observan bastantes bolsas. Se vuelve a recomendar, por tanto, que los propietarios de pinos controlen sus ejemplares y apliquen las medidas adecuadas para combatir la plaga.

¿Qué es la procesionaria?

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una plaga muy conocida de nuestros bosques y jardines que se identifica rápidamente por la presencia de las típicas bolsas de pelos blancos en las ramas de los pinos y, en primavera, por la presencia de procesiones de orugas que nos causan molestos efectos urticantes si las tocamos o nos acercamos demasiado. Las orugas también pueden causar daños importantes a los ojos, personas alérgicas y los animales domésticos.
Las mariposas nacen en verano y posteriormente las hembras ponen huevos en lo alto de las hojas de los pinos. Al cabo de un mes nacen las orugas que se alimentan de estas agujas. En este momento es el estadio más vulnerable de la plaga y por tanto el idóneo para hacer tratamiento.
Cuando llega el frío, las orugas forman las bolsas de pelos sedosos dentro de las cuales pasan el invierno a salvo de las bajas temperaturas, y de donde salen por las noches para alimentarse de las hojas de pino del entorno más próximo. Al final del invierno bajan de los árboles y forman las procesiones con el objetivo de buscar un lugar adecuado para enterrarse y construir el capullo, donde hacen la crisalidación, y dan lugar a nuevas mariposas en verano siguiente, si bien algunas pueden tardar dos o más años en hacerlo.