Desde el departamento municipal de Medio Ambiente, se realizan periódicamente tratamientos fitosanitarios en las diferentes especies de árboles de la ciudad para el control de las plagas.
El control de la procesionaria de los pinos es una de estas actuaciones regulares y en los últimos días se han realizado tratamientos específicos en algunas zonas verdes como recordatorio y refuerzo de los tratamientos que se aplican desde el inicio del otoño.
El mes pasado se realizaron controles de monitorización de la evolución de la procesionaria y se encontraron algunos puntos concretos donde no se había evitado su proliferación y, por tanto, se han tenido que aplicar ahora tratamientos específicos como recordatorio en estas zonas.
En septiembre se comenzó a tratar a más de doscientos pinos y cedros con endoterapia en los lugares con mayor afluencia de personas y animales domésticos. La endoterapia es una técnica alternativa a los tratamientos químicos tradicionales, un método de tratamiento fitosanitario del arbolado con bajo impacto medioambiental y mínimo riesgo para las personas, ya que se inyecta el tratamiento en el tronco y, por tanto, no se pulveriza .
En las zonas en las que no fue posible aplicar este nuevo método se realizaron los habituales tratamientos por atomización.
¿Qué es la procesionaria?
La procesionaria del pino ('Thaumetopoea pityocampa') es una plaga muy conocida de nuestros bosques y jardines que se identifica rápidamente por la presencia de las típicas bolsas de pelos blancos en las ramas de los pinos y, en primavera, por la presencia de procesiones de orugas que nos causan molestos efectos urticantes si las tocamos o nos acercamos demasiado. Las orugas también pueden causar daños importantes en los ojos, personas alérgicas y animales domésticos.
Las mariposas nacen en verano y posteriormente las hembras ponen huevos en lo alto de las hojas de los pinos. Al cabo de un mes nacen las orugas que se alimentan de estas agujas. En este momento es el estadio más vulnerable de la plaga y, por tanto, el idóneo para realizar tratamiento.
Cuando llega el frío, las orugas forman las bolsas de pelos sedosos dentro de las cuales pasan el invierno a salvo de las bajas temperaturas, y de dónde salen por las noches para alimentarse de las hojas de pino del entorno más próximo. Al final del invierno bajan de los árboles y forman las procesiones con el objetivo de buscar un lugar adecuado para enterrarse y construir el capullo, donde hacen la crisalidación, y dan lugar a nuevas mariposas en el verano siguiente, si bien que algunas pueden tardar dos o más años en hacerlo.